A la hora de valorar la movilización del 3 de marzo-ayuno, volanteada y concentración en Samil, lo primero que me viene es como un sentimiento de hermandad y compañerismo , con todos los que participaron, será que eso de haber sido “ilegal”, al igual que mi familia y muchos amigos, nos deja esa cosa sensiblera.
No creo que corresponda agradecerles, porque hicieron lo que creyeron debìan hacer, pero no es poca cosa,que durante todo un día (por lo menos), unos doscientos compatriotas dejaron sus cosas personales, cuando la sociedad nos empuja a pensar sólo en uno mismo, para decir “queremos que se cumpla el Tratado de 1870”, y que los uruguayos en España y los españoes en
Uruguay, tengan los mismos derechos y obligaciones que nacionales del otro país, si lo elige para vivir.
La Asociación Amigos del Uruguay, no conforma la Federación que convocara a esta movilización, pero esto no es para nada un impedimento para participar, cuando lo que convoca es lo que importa, no debemos dejarnos llevar por sectarismos, ni por oposiciones falsas, acaso no nos identificamos más como uruguayos que como de Nacional o Peñarol, claro el que es “carbonero” sigue
siéndolo y el “bolso” también, pero “cuando juega la Celeste................”.
Así que de mi parte , un abrazo a los que estuvieron, a los que quisieron y no pudieron y a los que quieran estar en la próxima, porque si no hay próxima estamos perdidos.
Esta movilización, no fue un mensaje para el pueblo español, ni para el uruguayo, que ojalá no tuvieran nunca la necesidad de emigrar, fue para los administradores momentáneos, sus gobiernos, que no han cumplido con lo que les encomendaron sus respectivos parlamentos.
No podemos dejar pasar ni una sola oportunidad de reclamár-
selos, sobre todo al gobierno uruguayo.
Un abrazo

Jesús

"Nada podemos esperar,sino de nosotros mismos" ( Artigas)

Debemos aunar esfuerzos, para poder lograr los objetivos que tenemos en común.
Nunca nos han regalado nada, y ahora tampoco nos van a regalar, frente a un desafío que nos queda grande por separado, la única opción es unirnos, dejar de lado las diferencias, sin perder nuestras particularidades o como se dice "sensibilidades".
De otro modo lo que pregonamos quedará en palabras, debemos seguir movilizándonos por el Tratado de 1870, el de 1992, hasta que se reconozca y se tomen las medidas para que los uruguayos seamos tratados de acuerdo con lo que firmaron Uruguay y España .
Jesús Rodríguez